Señor, tú eres mi buen pastor y yo soy tu oveja del rebaño,
tú que me permitiste abrir los ojos el día de hoy,
que con tu manto divino me cubres de toda tentación y pecado,
dame la gracia para no defraudarte,
y poder vivir en sanidad y contigo a mi lado,
para ser fiel al testimonio y la gloria de Jesús.
Que mis labios se detengan en seco
cuando deseen pronunciar algo ofensivo,
que mis pensamientos sean claros y concisos,
para que mi mente esté clara y despejada,
que mis hermanos no ofendan ni hieran,
y que siempre me sienta que soy una persona obediente.
Mi corazón sienta el calor de tu amor,
para que en vivas llamas de cariño,
pueda ofrecer más de lo que doy,
que mi alma sienta el tacto de bondad,
para que en vivos movimientos de gentileza,
pueda albergar más huéspedes sin hogar.
De esta manera, emprendo mi mañana con tu bendición,
tú que reinas y gobiernas en mí y en la tierra,
en el nombre del Padre creador, el Hijo Salvador
y el Espíritu Santo sanador,
que me conduces y eres mi guía por el camino del bien.
Amén.
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