Padre mío: Consciente eres del esfuerzo que a diario realizo para poder terminar la jornada con dignidad y la dicha del deber cumplido, porque de eso se trata todo esto.
Consciente eres de la situación de soledad en la que vivo como madre soltera, madre sola y sin ayuda. Claro que no es lo que yo quería, sin embargo es algo que no dejo que me intimide: Haré lo posible para que mis hijos no echen en falta a aquella persona que un día cualquiera dijo ser mi acompañante en el camino de la vida y luego simplemente nos abandono.
Nunca me han de faltar las fuerzas necesarias para darlo todo por aquellos que están a mi cargo, mis hijos. Es por eso que vengo a pedirte fortaleza y perseverancia, para poder seguir este trecho, redoblar mis esfuerzos, y que nunca les falte nada.
Que no pasen necesidad alguna por mi culpa, por no haber podido suplir yo misma la ausencia de su padre ausente. Tengo una necesidad tremenda y única, de levantarme con ganas e ímpetu; pues he de tener fuerzas para el esfuerzo que diariamente tengo que realizar. El cual se ve recompensado al ser coronado con las risas, las alegrías y el sentido de seguridad que ellos sienten, bellos seres que llevan mi sangre.
Que las preocupaciones nunca ronden sus cabezas y las penas por la falta del otro miembro de la familia que no está, no los agobien. Y si llegara ese momento de preocupaciones y tristezas por parte de mis hijos, tan sólo permíteme concederles las palabras correctas para que la comprensión quede en sus mentes y sientan que nunca los dejaré solos en sus propias batallas, porque siempre estaré ahí para verlos y ayudarles a vencer en ellas.
Todo sea por voluntad tuya y para calma de ellos.
Amén.
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