Cuando una persona ha pecado y no se remedió la culpa, la persona vive en un estado de ansiedad. Algunos problemas coronarios o de fatiga y estrés, no son producidos solamente por exceso de trabajo, sino que son causados por un sentimiento oscuro y profundo de culpabilidad.
El sentimiento subconsciente de culpabilidad, produce angustia, una personalidad irritable, esta persona se transforma en un individuo que se enoja por nada y por todo, y cuanto más amor y cariño recibe de los demás, más se irrita, siempre busca un problema para castigarse y saldar su deuda.
Si estas enfrentando esto, déjame decirte que no es necesario seguir castigándote. Dios te ama y quiere liberarte de la culpabilidad. Él no te condena, él te perdona y quiere hacerte libre, solo debes aceptar su perdón y eso restaurara tu corazón enfermo y dolorido, al ser perdonado te sentirás libre y renovado.
Oremos así:
“Señor tú conoces mi corazón, tu sabes cuánto tiempo me ha atormentado esta culpa, privándome de gozar tu amor y de todo lo bueno que me rodea.
Ten misericordia de mí, alza sobre mí tu rostro y dame paz.
Si confesamos nuestros pecados tu eres fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.
Reprendo en el nombre de Jesús y echo fuera de mi vida todo espíritu de culpa, vergüenza y condenación que quiera atormentarme.
Declaro que mi corazón es rociado con la preciosa sangre de Cristo, que me limpia y purifica de todo pecado y de mala conciencia.
Que maravillosos es saber que tú me perdonas y liberas de toda culpabilidad, gracias porque me envuelve ahora una atmosfera de amor y perdón
Lo pido, creo, declaro y recibo todo esto en el nombre maravilloso de Jesús, Amen”
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